Quería haber publicado esto el lunes, o incluso el martes, que eran fechas más significativas, pero mi horario estudiantil me lo ha impedido así que lo escribo hoy. Esto es un texto que publiqué en febrero de 2007, dedicado al que ha sido hasta ahora
Hoy he entrado en el blog de una chica que no conozco, pero me ha gustado mucho lo que escribe y cómo lo escribe. Y bueno, hay un tema en ese blog que me ha hecho pensar mucho. En realidad dos temas, pero sólo hay uno con el que puedo identificarme. Esta chica estuvo de Erasmus hace unos años, en Milán, y como todas, allí conoció a un chico. Por lo que he podido leer, fue el amor de su vida y acabó mal. Y hay una frase que me ha gustado que escribiera y es que es un privilegio enamorarse en Italia. Y sí, es cierto, me parece todo un privilegio. Aunque me prometí no hablar de él en este blog, voy a romper mi promesa porque no voy a hablar de quien fue él sino de quien fui yo mientras estuve con él.
Yo llegué a Italia huyendo de una historia demasiado larga para mi gusto, una historia que se había estancado demasiado y no iba a ninguna parte. Estaba preparada para todo: para divertirme, emborracharme, pegarme muchas fiestas, conocer gente nueva, conocer muchos chicos, no sé, estaba preparada para toda clase de aventuras. Menos para enamorarme. Y lógicamente, eso fue lo que me pasó. No voy a contar esto como en una típica película de amor, en plan fue un flechazo y todo eso, porque no fue así. Ni fue un flechazo ni creo que el destino tuviera nada que ver aquí. Nos conocimos en una excavación, éramos Erasmus los dos, y la primera impresión que tuve de él no fue buena. Ni siquiera me gustó físicamente (y eso que era muy guapo). Pero teníamos demasiadas cosas en común, entre ellas la edad y el idioma. No voy a dar detalles de nuestra historia porque sería demasiado largo y además creo que es algo íntimo. La cuestión es que la cosa comenzó como un rollo, nada serio, cosa que yo aceptaba perfectamente porque no sentía nada por él, y luego después de una ruptura y una amistad muy extraña, empezamos a salir en serio. Pero aún ahí yo no estaba enamorada de él, pero sí que parecía que él lo estaba de mí. La cuestión es que recuerdo perfectamente el día en que supe que estaba enamorada. Fue en diciembre de 2005, antes de Navidades, el día en que se marchó a pasar las fiestas con su familia. Él se fue de madrugada, yo lo acompañé al coche y volví a casa a dormir un poco más. Cuando me desperté por segunda vez ese día, supe que le quería. Supe que en Valencia daría por finalizada para siempre una historia que se había alargado demasiado, supe que a la persona que se quedó en Valencia le diría que tenía novio. Supe todas esas cosas y muchas más, y fue algo muy bonito. Porque yo había estado enamorado anteriormente, pero no había sido tan feliz. De hecho creo que nunca he vuelto a ser tan feliz desde entonces, aunque parte de eso ha sido culpa mía.
No quiero contar mi historia de amor porque sólo es eso, una historia de amor como cualquier otra. Sólo duró unos meses, pero fue intensa. Y nada más, fue bonito mientras duró (es lo que se suele decir, ¿no?), mientras estuvo en Cerdeña, ni una sola vez me hizo llorar, ni una sola vez me hizo daño, me trataba como si fuera lo mejor que le había pasado en la vida, no se separaba nunca de mí (esto alguna vez llegó a agobiarme), pero al fin y al cabo no fue nada del otro mundo. Yo creía que éramos especiales, que estábamos hechos el uno para el otro, pero hoy sé que no es así. La distancia acabó con nuestra relación, y entonces empecé a sufrir y a hacer tonterías. Hice muchísimas tonterías, algunas muy graves, y no le volví a dar una oportunidad a un chico hasta varios meses después. Pero eso ya es otra historia.
Lo que quiero decir con esto es que después de todo esto, después de haberlo pasado tan mal, estoy de acuerdo con esa chica de la que hablaba al principio en que sí, es un privilegio enamorarse en Italia. Aunque las cosas salgan mal, aunque esa persona no merezca tu amor, lo importante no es la otra persona, es uno mismo. Porque yo he sido capaz de sentir algo tan intenso y tan bonito por otro ser humano y con eso me basta. Hace unos meses le pregunté por qué se portó tan mal conmigo, y su respuesta fue que desde hace años es incapaz de querer a nadie. Aunque nadie se crea que no me quiso, aunque a mí misma me cueste creerlo, cabe la posibilidad de que esa persona me haya estado mintiendo día tras día durante mucho tiempo. Pero no me importa. Porque lo importante no es él, lo importante es lo que yo he sentido, porque si él es incapaz de sentirlo, será un infeliz toda su vida y eso ya no es problema mío. Y me parece genial poder decir que lo he querido sin avergonzarme por ello, porque el amor no es un sentimiento del que debamos avergonzarnos sino todo lo contrario, y porque esa respuesta me permitió avanzar, porque a pesar de la mala experiencia, sé que soy capaz de volver a sentirlo, aunque él no lo mereciera, otro sí que lo merecerá. Porque no importa las veces que te rompan el corazón, no importa lo hecho pedazos que esté, siempre se supera, y una vez superado lo único que queda es la alegría de saber que eres humana y puedes sentir. Caí de muy alto, pero me he curado y no me queda ni una cicatriz.
Creo que es el post más íntimo que he escrito hasta ahora, pero quiero escribirlo y no me importa lo que piensen de mi porque es algo que no tengo por qué esconder. Forma parte de mi pasado, como muchas otras historias y me apetecía hablar de ello al menos una vez, sobre todo después de leer aquel blog. Y quiero dejar claro que él no fue el amor de mi vida, simplemente fue una historia más, algo más especial que otras, pero menos que algunas, y que si ahora mismo se presentara en la puerta de mi casa pidiéndome que volviera no lo haría porque ya no siento nada por él. Pero siempre nos quedará Italia..."
Bien, han pasado casi dos años desde que escribí esto y no he vuelto a sentir algo tan fuerte. Estuve a punto este verano, pero acabó antes de empezar. Y lo que quiero decir es que ahora he madurado, he avanzado, pero él siempre será diferente para mí, siempre será especial, aunque no lo merezca, y últimamente, las veces que he hablado con él, me ha hecho sentirme bien, y recordar lo que teníamos. No quiero caer en la trampa, y lucho contra ello, pero no con mucho empeño ya que el 2009 va a ser el año en el que nos volvamos a ver...