martes, 26 de agosto de 2008

Vértigo


Da muchísimo miedo, pero es una de las mejores sensaciones del mundo...

sábado, 16 de agosto de 2008

A veces deseamos tanto las cosas, esperamos tanto, que no podemos dejar de pensar en ello a todas horas. Y es emocionante, pero a la larga es agobiante, acabamos cansados de pensar en el mismo tema y perdemos la ilusión.

Últimamente estoy pasando por algo así. Son tantas las cosas que estoy deseando que lleguen, y estoy tan cerca, que ya no creo en ellas. Y eso es lo malo, que al perder la ilusión, estoy dejando de esforzarme por ello, y tal vez deba esperar un año más, o incluso más tiempo, ¿quién sabe?

Por eso he decidido dedicarme unos días a desconectar, a pensar en temas triviales: playa, sol, coche, cenas y demás. No pensar en mi futuro. Después, podré empezar con más fuerzas.

Tengo la posibilidad en un mes de cerrar una etapa de mi vida. Los siete mejores años de mi vida. Y también los peores. Espero pronto poder escribir un balance sobre esta etapa, pero como siga así lo dudo mucho.

Así que empiezo hoy: playa, cena y fiesta sin pensar ni un sólo momento en lo que me espera los próximos días...

domingo, 3 de agosto de 2008

Serendipity


Hace tiempo yo creía en magia y en cuentos de hadas... Creía en el destino, creía en el amor que llegaría a mi vida y que cuando llegara ÉL, lo sabría al instante, que mi destino se cumpliría...

Pero mi destino me decepcionó. Sí, mi destino me indicaba mi camino, hacia una persona equivocada. Podría haber seguido lo que me dictaba ese destino, las señales eran inequívocas, pero decidí darle la espalda y buscar una vida mejor. Porque mi destino me llevaba de cabeza hacia una persona egoísta, mezquina, que no me valoraba en lo más mínimo. Y tal vez tenga que estar agradecida por esa experiencia porque hoy en día valoro mucho cuando una persona me trata bien, me hace sentir bien conmigo misma y me demuestra que le importo. Cosas normales, pero que a mí me parecen maravillosas...

De todas formas dejé de creer en el destino y en esos cuentos de hadas. Dejé de creer que la mínima señal del destino: una canción, un libro, un gesto, ... dejé de creer que esas señales eran señales. No existen las señales del destino, las cosas importantes se construyen día a día y con esfuerzo, y si la vía fácil te indica un camino, no es DESTINO, es simplemente dejarse llevar, y no tenemos por qué conformarnos con ello...

Así que hace muchísimo tiempo que dije adiós a mi destino, y aunque haya gente que aún no se haya enterado, lo pasado pasado está y no, NO hacemos buena pareja...

Y Serendipity no es más que una bonita película...

sábado, 2 de agosto de 2008



¡Ser, o no ser, es la cuestión! -¿Qué debe
más dignamente optar el alma noble
entre sufrir de la fortuna impía
el porfiador rigor, o rebelarse
contra un mar de desdichas, y afrontándolo
desaparecer con ellas?

Morir, dormir, no despertar más nunca,
poder decir todo acabó; en un sueño
sepultar para siempre los dolores
del corazón, los mil y mil quebrantos
que heredó nuestra carne, ¡quién no ansiara
concluir así!

¡Morir... quedar dormidos...
Dormir... tal vez soñar! -¡Ay! allí hay algo
que detiene al mejor. Cuando del mundo
no percibamos ni un rumor, ¡qué sueños
vendrán en ese sueño de la muerte!
Eso es, eso es lo que hace el infortunio
planta de larga vida. ¿Quién querría
sufrir del tiempo el implacable azote,
del fuerte la injusticia, del soberbio
el áspero desdén, las amarguras
del amor despreciado, las demoras
de la ley, del empleado la insolencia,
la hostilidad que los mezquinos juran
al mérito pacífico, pudiendo
de tanto mal librarse él mismo, alzando
una punta de acero? ¿quién querría
seguir cargando en la cansada vida
su fardo abrumador?...

Pero hay espanto
¡allá del otro lado de la tumba!
La muerte, aquel país que todavía
está por descubrirse,
país de cuya lóbrega frontera
ningún viajero regresó, perturba
la voluntad, y a todos nos decide
a soportar los males que sabemos
más bien que ir a buscar lo que ignoramos.
Así, ¡oh conciencia!, de nosotros todos
haces unos cobardes, y la ardiente
resolución original decae
al pálido mirar del pensamiento.
Así también enérgicas empresas,
de trascendencia inmensa, a esa mirada
torcieron rumbo, y sin acción murieron.