sábado, 16 de agosto de 2008

A veces deseamos tanto las cosas, esperamos tanto, que no podemos dejar de pensar en ello a todas horas. Y es emocionante, pero a la larga es agobiante, acabamos cansados de pensar en el mismo tema y perdemos la ilusión.

Últimamente estoy pasando por algo así. Son tantas las cosas que estoy deseando que lleguen, y estoy tan cerca, que ya no creo en ellas. Y eso es lo malo, que al perder la ilusión, estoy dejando de esforzarme por ello, y tal vez deba esperar un año más, o incluso más tiempo, ¿quién sabe?

Por eso he decidido dedicarme unos días a desconectar, a pensar en temas triviales: playa, sol, coche, cenas y demás. No pensar en mi futuro. Después, podré empezar con más fuerzas.

Tengo la posibilidad en un mes de cerrar una etapa de mi vida. Los siete mejores años de mi vida. Y también los peores. Espero pronto poder escribir un balance sobre esta etapa, pero como siga así lo dudo mucho.

Así que empiezo hoy: playa, cena y fiesta sin pensar ni un sólo momento en lo que me espera los próximos días...

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