sábado, 25 de agosto de 2007

Hermanas

En verano entrasteis en mi vida, y cada año, el final del verano os aparta de mí. Para vosotras, es la vuelta a casa: "hogar, dulce hogar..." Para mí, es otro verano que acaba, señal de que hay que volver a estudiar, a luchar por lo cotidiano, sin ese cariño y esa inocencia que traéis a mi vida. Aún sois unas niñas inocentes. Lo más importante en vuestras vidas son vuestra familia y sacar buenas notas. La vida aún es fácil para vosotras, no habéis sufrido penas insoportables.

Me gustaría que la vida os tratara bien siempre, que nunca sepáis lo que es llorar de verdad, que ningún chico destroce vuestro corazoncito, que sigáis creyendo para siempre que el mundo es un cuento de hadas, que sois unas princesas...

Pero sé que es imposible. Hace falta sufrir para crecer, para aprender lo que es la vida. Todos acabamos tarde o temprano por perder la inocencia. Y yo no estaré cerca cuando eso ocurra. No veré vuestro primer novio, ni viviré vuestra primera ruptura, no os ayudaré con las decisiones difíciles que tengáis que tomar, ni os veré convertiros en mujeres...

Sé que yo misma he de seguir mi vida: seguir creciendo, seguir madurando, conseguir mis objetivos. Sé que elegí estar lejos de vosotras, compartir con vosotras unos pocos meses al año. Pero a veces echo de menos esos momentos que tendríamos juntas. Y, al igual que sé que siempre me echaréis de menos, yo siempre os llevo dentro.

No hay comentarios: